Si hemos tenido una infancia sostenida, rodeada de protección y amor seremos adultos con un niño interior sano y sabremos recibir el amor de los demás, de lo contrario tendremos un niño o niña que constantemente estará esperando el amor y reconocimiento de los demás.
Cuando un infante ha tenido padres ausentes emocionalmente, ha vivido bajo la sobreprotección, o ha experimentado vivencias traumáticas: orfandad, abusos, maltratos, humillaciones y desprecios, será un adulto que lleve dentro de sí un «niño herido”.
Más información del programa completo aquí:






